Una visita extraña

Toca la puerta de mi cubículo, en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, un guapo joven con una camisa roja que trae bordado el logo de Tele Azteca. Lo invito a sentarse, y me dice más o menos lo siguiente: “Disculpe la molestia. Fíjese que estamos haciendo un reportaje sobre por qué los mexicanos cuando vemos una billetera o un billete en la calle, en vez de levantarlo y devolvérselo a su dueño, nos lo guardamos. Ya he preguntado a una psicóloga que me ha dicho su opinión, pero ahora quisiera saber la de un sociólogo”.

Mientras habla y me explica sus necesidades, por dentro siento desconcierto y risa. Cuando termina su parlamento, le digo pausadamente que las formas mediáticas y las formas académicas no son las mismas, que si quisiera que hablemos sobre el comportamiento del ciudadano en la calle cuando tiene alguna sorpresa, yo tendría que hacer una investigación de unos meses, o años, para dar una respuesta sensata. Le señalo que si está dispuesto podemos planificar conjuntamente una serie reflexiones sobre los nuevos usos de la calle y sus objetos perdidos, pero eso implicaría horas de seminario, y al final, luego de mucha lectura, discusión y observación, podríamos preparar un programa de difusión masiva. Además, le explico que mi especialidad es sociología de la religión, por lo que en verdad no estoy capacitado para hablar de esos temas. Finalmente, le doy mi tarjeta y le subrayo que estoy dispuesto a que nos tomemos buenas horas en pensar el problema, si quiere buscarme, aquí estaré esperando.

El joven se va decepcionado, seguramente a tocar la siguiente puerta. Es que estos profesionales de la tele están acostumbrados a los “fast thinkers” como decía P. Bourdieu, y no les cuesta nada poner el micrófono al frente del primero que se la pasa por delante. En fin, cosas de los medios.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
que tonto jovenzuelo yo hubiera aceptado la invitacion , mmmmm....por que sera que nos gusta lo facil?
Unknown ha dicho que…
como es pues Huguito...te cuento que mi hija y tu sobrina la Kiara se volvieron yuntas de kinder jejej. Sin duda el deseo de padre será que luego más allá de amigas de trapos y maquillajes sean de debates largos con vino y libros como alguna vez lo hicieron el tio y el papá.
Un abrazo interesante visitarte..
Paul

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